Sobrevivir en el mercado es un reto al cual se enfrentan la mayoría de las compañías en su día a día. La creciente oferta de bienes y de servicios ha dificultado crear una diferenciación efectiva. Esto hace que muchas marcas fracasen al no ser nunca escogidas por sus clientes potenciales. Y es que hoy en día, competir por calidad o por precio ya no es sinónimo de éxito. Para sobresalir, es necesario ofrecer una promesa de valor que, por un lado, nadie más sea capaz de cumplir y que, por el otro, se asocie con una única marca. La buena noticia es que existe una solución que facilita la competitividad en el mercado: el desarrollo estratégico de marca o branding estratégico.
Ahora, es cierto que gran parte de la dificultad para ser exitoso radica en el crecimiento de la competencia y en la gran variedad que encuentran los consumidores al momento de realizar sus decisiones de compra. Pero lo que muchos no consideran es que en un gran número de ocasiones la causa del problema no siempre se encuentra afuera de la compañía sino dentro de la misma.
Así es. En muchos casos, la carencia de un plan estratégico que soporte las acciones y decisiones que se ejecutan alrededor de una marca hace imposible alcanzar el éxito. Si el entorno es complicado, pero además a nivel interno no hay coherencia, las posibilidades de dar con resultados gratificantes claramente se disminuyen. Puede que en su caso la razón que le impide obtener mejor rendimiento se origine en la falta de diferenciación, en no conocer con exactitud cuál es el valor que su marca genera y entrega, en la ausencia de una estrategia, en la mala comunicación, o en la sumatoria de estas y otras inconsistencias. Independientemente de la causa, con el desarrollo estratégico de marca o branding estratégico logrará solucionar todos estos problemas y mejorar su competitividad en el mercado.
¿Qué es exactamente el branding estratégico y para qué sirve?
En resumen, el branding estratégico consiste en evaluar cada uno de los elementos de una marca, alinearlos con el modelo de negocio y comunicarlos de manera correcta a nivel interno y externo tanto en el mundo real como en el virtual. Entonces, teniendo en cuenta que el consumidor actual es mucho más complejo y que sus decisiones se basan no sólo en el precio o en la calidad del producto o servicio, la empresa debe buscar que la imagen que proyecta y la percepción que tienen los clientes internos y externos de la misma estén acordes con la promesa de valor, la experiencia, la identidad, la personalidad y los valores de la marca.
¿Qué resultados se pueden lograr?
El resultado de una estrategia de branding será: el posicionamiento en el mercado de una marca fuerte y consistente, la captación de la audiencia objetivo, la generación de un vínculo emocional con el usuario y, por consiguiente, la creación de un activo que, contrario a lo que sucede con los activos tangibles, en lugar de perder valor con el paso del tiempo, lo aumenta. Considerando la agilidad con la que se mueven los mercados, resulta indispensable conocer las cartas con las que se puede y se debe jugar para poder ganar.
En una economía que apunta más a vender experiencias que meros productos o servicios, al contar con una estrategia de branding completa, las empresas encuentran una grandísima oportunidad: la oportunidad de atraer más y mejores clientes, de competir mejor en el mercado, de generar mayores ingresos y así, muy pronto, alcanzar el éxito.
Angela Garrido Hartmann.
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