“Una estrategia es una combinación de políticas y acciones diseñadas para superar un desafío significativo. El arte de la estrategia consiste en definir un punto crucial que se pueda dominar y en ver o diseñar un camino a través de él.” Richard Rumelt
En el vertiginoso escenario empresarial actual, marcado por una competencia feroz y desafíos constantes, la importancia de contar con estrategas que tengan la habilidad de enfrentar y superar los retos en una organización no puede ser subestimada.
La estrategia no es un plan. Más allá de la formulación de planes, la estrategia requiere que las personas que toman decisiones estén preparados para hacer profundas reflexiones sobre cómo enfrentar obstáculos para alcanzar resultados extraordinarios.
En este artículo, analizaremos el papel crucial del estratega y cómo su influencia se extiende más allá del CEO, involucrando a todos los tomadores de decisiones en la organización.
La Estrategia no es un Plan
Es imperativo comprender que la estrategia no se trata de trazar objetivos y metas, sino de sumergirse en una profunda reflexión sobre los desafíos que está enfrentando la organización.
Este enfoque va al corazón de la estrategia y reconoce que los planes pueden ser solo deseos, ambiciones y en algunos casos solamente buenas intenciones. La verdadera estrategia implica una comprensión meticulosa de la realidad de la empresa, encontrar el punto crucial de los problemas y actuar con compromiso para superar los obstáculos críticos.
La Estrategia es Reflexión
Es una reflexión profunda sobre los desafíos que enfrenta una organización. En un entorno altamente competitivo, donde las empresas luchan por destacarse, es esencial cuestionarse no solo qué planes seguir, sino cómo crecer de manera sostenible.
El estratega se convierte en el arquitecto de la visión a largo plazo, identificando obstáculos y trazando un camino claro hacia el éxito.
El Papel de los Estrategas en la Superación de Obstáculos
En un mundo altamente competido, los obstáculos y desafíos son inevitables. Aquí es donde la figura de los estrategas se vuelve relevante. En lugar de simplemente trazar planes basados en deseos o ambiciones, los estrategas se sumergen en la realidad de los obstáculos, los analizan y los resuelven para continuar avanzando.
Para ser un estratega, se requiere determinación e iniciativa, rigor e imaginación y tener el deseo y la curiosidad de hacer preguntas y seguir adelante. Frente a la estrategia hay que ser proactivo, dar un paso adelante y buscar de manera comprometida que las cosas sucedan.
Los directivos que caen en la trampa de la rutina del día a día, se convierten en prisioneros de la operatividad. Encontrar tiempo y valor para analizar la estrategia es un reto constante. Preguntarse cómo superar estos desafíos se convierte en el núcleo de la estrategia, marcando la diferencia entre el éxito y la mediocridad.
Stephen Covey hizo una clara distinción entre las actividades urgentes y las importantes. La construcción de relaciones y la estrategia son actividades esenciales para el crecimiento. Sin embargo, hemos observado que se emplea bastante tiempo en reuniones inútiles, apagar incendios, trivialidades y otras actividades que hacen perder la concentración en lo importante: la estrategia, que es el camino correcto hacia los resultados que transformarán el futuro de la organización.
La Responsabilidad Estratégica: Más Allá del CEO
Contrario a la creencia común, la responsabilidad de la estrategia no recae únicamente en los hombros del CEO. Cada individuo que tiene el poder de tomar decisiones, contribuye a conseguir la transformación deseada.
La estrategia es un esfuerzo colectivo, y los resultados extraordinarios surgen cuando cada estratega en la organización tiene claro cómo resolver los desafíos para alcanzar las metas de su área.
La Sumatoria de Logros Individuales: Resultados Organizacionales
En la esencia de la estrategia está la idea de que los resultados de la organización son la sumatoria de los logros individuales. Cada departamento, cada equipo, y cada persona que contribuye al logro de metas estratégicas impacta directamente en el éxito general de la organización.
El líder que reconoce y orienta a cada estratega de su empresa, teje una red de desafíos superados que impulsa el crecimiento en forma exponencial. El líder no se detiene porque tiene otra fuentes de motivación y enfrenta el futuro porque desea hacer cambios sustanciales, cambios que dejan huella.
La Estrategia como Motor de Resultados Extraordinarios
En conclusión, en un entorno empresarial altamente competitivo, la estrategia no es un plan; es una reflexión profunda y continua sobre cómo superar desafíos y lograr resultados extraordinarios.
Para producir resultados es necesario que los decisores de una compañía se enfoquen en en analizar los paradigmas de su modelo de negocio actual y escuchar las señales del mercado que muestran en dónde puede estar la ventaja para poder ser único. En un mercado no se gana siendo el más grande o el mejor, se gana cuándo se es único. Esto exige hacer escogencias difíciles (hard choices). De esto se trata la estrategia, de hacer “hard choices”. Los “hard choices” no se pueden planear, ya que surgen por presiones del mercado.
El estratega se erige como la fuerza impulsora detrás de esta reflexión, y su influencia se extiende a lo largo y ancho de la organización. La responsabilidad estratégica no es exclusiva del CEO, sino que abarca a cada individuo que tiene responsabilidad por entregar resultados y por la toma de sus decisiones. Al reconocer la importancia de cada contribución individual, se forja un camino hacia el éxito colectivo.
Las escogencias difíciles facilitan la construcción de la ventaja, el valor y una marca fuerte, que son los factores que definen el tipo de ejecución qué se requiere para ganar. Estas escogencias tienen sentido si rompen los paradigmas del modelo de negocio actual. Cómo la planeación estratégica se realiza contra el reloj, no hay tiempo para analizar el modelo de negocio y en consecuencia, se convierte en un ejercicio qué no confronta la teoría de negocio vigente.
En conclusión, la planeación estratégica no ha funcionado. Se hacen planes para sentir que se está haciendo estrategia y aunque continuamente fallen los planes se siguen haciendo planes. ¿Por qué si los planes no funcionan las compañías continúan haciendo planes?
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